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La Casita Rosario: un espacio de “educación libre” | |||||||
Surgió por iniciativa de un grupo de familias, “ante la falta de lugares que consideren las singularidades de sus niños”. Se plantea como un jardín de infantes al que asisten chicos de 2 a 4 años, con sus padres, “para compartir experiencias y crear juntos” | |||||||
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En enero de 2013, un grupo de madres pensó en generar un espacio de aprendizaje familiar para niños, a la medida de sus necesidades y deseos. El momento coincidió con la llegada a Rosario de María José Vaiana, abogada, psicomotricista, y acompañante en proyectos de Educación Libre en Barcelona. De ese encuentro surgió la propuesta de crear el “primer espacio de Educación Libre en la ciudad”, tal como se autodefinen. Abrieron sus puertas en septiembre último y lo llamaron La Casita Rosario.
El jardín está ubicado en Sarmiento al 2100 y, a simple vista, se asemeja bastante a otros espacios dedicados a la educación inicial: una casa grande, con jardín, un árbol frutal, huerta y plantitas que los chicos de 2 a 4 años que asisten, se encargan de ayudar a crecer, algo semejante a lo que sus padres y los acompañantes (docentes) hacen con ellos. Los mentores del proyecto remarcan los ideales de la “educación libre” y la definen como una propuesta educativa enfocada en las necesidades del niño. “Para que se dé el aprendizaje hay que tener en cuenta qué necesitan los niños, ya que confiamos en que ellos tienen una sabiduría interna que los guía”, explicó en diálogo con Rosario3.com, María José Vaiana, coordinadora pedagógica de La Casita Rosario. “Por eso –agrega– ofrecemos distintos tipos de espacios preparados, teniendo en cuenta las necesidades de cada niño, según la etapa de desarrollo en la que esté, para que puedan transitar libremente por el espacio decidiendo en cada momento qué necesitan y por dónde quieren transitar”. Sin embargo, enseguida aclara que “no hay libertad sin límites. La palabra «libre» puede dar lugar a confusión –dice; hay familias que vienen de una educación muy rigída y piensan que la educación libre significa ausencia de límites y esto no es así; nada más distante de nuestra propuesta”, señala Vaiana. Según describe, en La Casita Rosario hay libertad en cuanto a la elección de los espacios de aprendizaje, pero hay muchos límites en relación con los otros, con los materiales y con las propuestas. “El concepto de libertad que compartimos –remarcan– no significa que está todo permitido”. Si bien en Rosario el lugar está habilitado como jardín de infantes de 2 a 4 años, la intención de madres y padres es seguir creciendo. Las familias tienen voluntad de crear la salita de 5. Están realizando los trámites en el Ministerio de Educación para conseguir esto y también están motivados para comenzar una escuela primaria que le otorgue continuidad al proyecto educativo. “Esto es un proceso y lo vamos andando a medida que van creciendo los niños”, dice la coordinadora. La propuesta Desde la institución destacan que se trata de “una inciativa más para los adultos que para los niños, ya que no es un lugar que recibe a los niños. No es una guardería –dicen– sino un espacio que ofrece recursos a los padres para que tengan herramientas a la hora de acompañar a sus hijos en sus casas”. “La propuesta –que se nutre de tres ejes: la familia, los niños y los acompañantes– invita al adulto a mirarse en relación a su propia tarea de acompañante en la crianza de su hijo o hija. No es un jardín que intenta que los niños sepan, sino que aspira a que sigan conectados con ese deseo ferviente de estar en este mundo, con el que nacen. En ese sentido tenemos que acompañarlos, sin domesticarlos o dirigirlos”, explica Vaiana. Y añade: “por eso, el aprendizaje que se estimula en La Casita es más para nosotros los adultos que acompañamos los procesos de vida de nuestros niños. A través de ellos, aprendemos todos. No hay nadie que traiga un saber. Es un compartir experiencias y crear juntos. Somos un sistema que se pinta del color de cada uno de nuestros participantes”, sintetiza. El rol de los padres El proyecto surgió de la necesidad de los padres de crear un espacio distinto. Entre todos crearon La Casita Rosario, lugar al que asisten todos los días, para acompañar el proceso de adaptación de sus hijos que puede durar 3, 4 ó 6 meses. “Lo que el niño necesite. Es él quien decide cuándo no necesita más que sus padres lo acompañen en el jardín”, señalan. Mientras tanto, los padres tienen que estar presentes cada día, y una vez que el niño esté adaptado, los papás podrán seguir quedándose en el jardín, si así lo desean. Tanto los padres como los acompañantes están convencidos de que el proyecto genera, además de un espacio de crianza, una red de contención tanto para la familia (base y sostén emocional del niño) como para sus hijos. La gran pregunta que padres y acompañantes se hacen a sí mismos es qué pasará cuando esos chicos crezcan y deban abandonar La Casita para ingresar al sistema de educación oficial, donde las pautas son distintas y no tan flexibles como las del jardín; pero confían en que para ese entonces, el niño estará fortalecido emocionalmente y será capaz de afrontar el cambio.
http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=150200&La-Casita-Rosario%3A-un-espacio-de-%E2%80%9Ceducaci%C3%B3n-libre%E2%80%9D
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Primera Propuesta de Educación Libre de la Ciudad. Proyecto de Formación, Asesoramiento, Acompañamiento y Supervisión en Educación Libre. Abarcamos las siguientes propuestas: Formación Online y Presencial en Educación Libre Asesoramiento y supervisión a proyectos educativos Asesoramiento para familias Talleres de formación
La Casita en Rosario3 !
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